10 años despúes
Alexandría hablaba como una real general amazona, a sus 16 años era como ser princesa y condenadamente mejor que ser reina; mataba, golpeaba y mandaba; sin repercusiones ni basura política, no que Iole fuera muy política, fiel a su espíritu guerrero, si algo la molestaba, lo sacaba de enmedio, asesinandolo o acostándose con él; si, él, sus problemas casi siempre tenían nombres masculinos; ella por el otro lado era la única General virgen, si bien era conocida por matar a cualquier hombre que le pusiera un dedo encima, también había recibido retos de la reina, que de por qué aún no le había dado hijas a la tribu. De todas maneras el dia era demasiado bueno para echarlo a perder, al medíodia comenzaba la matanza de espartanos, para almorzar.
-Hermanas, los Dioses nos bendijeron con fuerza y coraje, las únicas habilidades que vencen en batalla, tal vez algunas de nosostras caigan en la lucha, pero ¿hay muerte más gloriosa? No; y mientras más enemigos lleven consigo, mejor las recibirá Hades, además ¿quien quiere vivir para siempre? Ahora pateemos algunos espartanos traseros.
Alexandría sabía cúan importante era la motivación inicial de una batalla, si no decía las palabras correctas sus tropas, sus hermanas, no lucharían bien, asi que mientras corría a la cabeza de sus mujeres supo que había hablado correctamente cuando todas las cabezas de la primera fila del enemigo saltaron al suelo. Ella era la general más temida, no solo fuerte, sino también inteligente; a los trece años comenzó a ganar batallas para su pueblo.
Ecthos no podía creer lo que veía, AMAZONAS, las reales, su padre tenía razón, era como si Ares hubiera soltado a sus perros sobre ellos, aún asi se sorprendio cuando media hora despúes descubrío a una de ellas matando todo lo que se le acercase. Maldición, no era una amazona cualquiera, era un general y manejaba las espadas tan bien como él; cuando ella la miró, Ecthos se congeló, su mirada decía a gritos como quería su cabeza, entonces vió esos rojos labios pronunciar una palabra δειλός (Deilós; cobarde). Si, como si eso fuera a pasar, el era un general Espartano, y por si fuera poco príncipe y futuro rey, cobarde no estaba en su vocabulario, general o no ella iba a saberlo, bajó de su caballo para tener igualdad y se acercó al círculo de la muerte que la rodeaba, Oh, esta pelea definitivamente iba a valer la pena, era como si ella danzara al ritmo de la muerte, era una carnicería, se reía de sus víctimas; sus hombres, sus hermanos.
-¿Que dices si tu y yo bailamos, eh cariño?
Alex se dio vuelta con un gruñido,¿cariño?, ¿el bastardo la había llamado cariño?. Oh si, ella iba adisfrutar matandolo.
-¿Quieres bailar al ritmo de la muerte, Espartano? -Alex dijo su origen como si fuera un garabato -No tengo ni siquiera que usar el casco, -Y botó el casco a sus pies.
Ecthos no podía respirar cuando vío un rostro que parecía el de una Diosa, una mujer tan hermosa; y había visto varias, siempre le ofrecían las mejores a el, eran sus trofeos, despúes de un revolcón sus hermanos podían quedárselas, ninguna mujer valía su libertad.
Cuando el general Espartano tiró su casco al suelo Alex supo lo que era quedarse sin aliento, su boca se secó mientras obserbava el rostro del joven general, parecía que lo hubieran hecho a mano los Dioses en el mármol, era el hombre más hermoso que hubiera visto, no es como que hubiera visto muchos, pues nunca se había tomado un amante y en la batalla los soldados casi siempre usaban casco, sin embargo había algo en el general en frente de ella que le decía que a pesar de no ser más de dos años mayor que ella, había vivido más que un hombre de sociedad normal; sí, ella había oído historias sobre cuan brutales eran los Espartanos. De todas maneras uno de los dos iba a caer pronto.
Trilogía Stark World - J. Kenner
Hace 4 años
